domingo, abril 28, 2013

San Prudencio de Armentia, Obispo

San Prudencio de Armentia, Obispo
Abril 28

†: c. s. VII - país: España
otras formas del nombre: Prudencio de Tarazona
canonización: pre-congregación

En Tarazona, en la Hispania Tarraconense, san Prudencio de Armentia, obispo.

San Prudencio de Armentia, fuera de la mención en el Martirologio Romano, aparece muy escasamente en los santorales, incluso en los españoles. Lo que sucedió es que su figura quedó ensombrecida por la confusión con el poeta Prudencio -mucho más conocido y también español-, a lo que se vino a sumar la invención a lo largo de los siglos de otros dos obispos Prudencio españoles -otro supuestamente también de Tarazona, y otro de Garray-, que acabaron por ahogar a éste, el único obispo y santo de entre los cuatro. Las noticias sobre el auténtico obispo Prudencio, es decir, Prudencio de Armentia, nos llegan de una única fuente, el antiguo breviario de Tarazona, y nos las transmite con verdadero rigor histórico la «España sagrada» de Florez, al tratar, precisamente, de los archivos de la iglesia de Tarazona. Con tan sólo la ortografía modernizada y algunas digresiones omitidas (que no indico), paso a trascribir el relato de Florez:

Era este santo natural de Armentia, en la Vasconia, y oriundo de padres católicos, tan nobles como prudentes, los cuales tuvieron cuidado de hacer que se dedicase al estudio de las letras. El nombre de este Santo es romano y no visigodo, lo cual indica que correspondia su raza, no a la de los arrianos conquistadores, sino mas bien a la española o hispano-romana, que profesaba la religión católica bajo la dominacion de aquéllos; y por tanto de ella salían comúnmente los obispos católicos de los siglos V y VI.

A la edad de 15 años abandonó san Prudencio la casa de sus padres, con objeto de servir a Dios en la soledad, para lo cual fue a buscar un santo ermitaño, llamado Saturio, que hacía vida anacorética a las márgenes del Duero, cerca del paraje donde hoy se halla la ciudad de Soria, aunque a la margen opuesta de aquel río. La tradicion, o por mejor decir, la fábula, ha recargado este viaje y la entrevista de san Prudencio con san Saturio con una porción de hechos o sucesos inverosímiles y falsos. Allí vivió san Prudencio por espacio de siete años, hasta que perfectamente formado su espíritu para la perfeccion cristiana, marchó a Calahorra, donde por entonces habia muchos idólatras, segun dice la tradición. En aquella ciudad estuvo por algún tiempo trabajando en su conversion y enseñanza, acompañando éstas con muchas curaciones milagrosas.

Continúan las lecciones del Breviario diciendo que al huir de los aplausos que por sus curaciones y conversiones se le daban en Calahorra, se fue a Tarazona, donde vivió mucho tiempo entre los sacristanes y ministros inferiores de la Iglesia, hasta que, vista su pureza de costumbres y santa vida, fue nombrado sacristán y despues arcediano. Hízose querer y respetar de todos en el desempeño de aquel importante cargo, de modo que a la muerte del obispo fue aclamado por sucesor suyo. La fecha de este suceso y el nombre del Obispo no se dicen, y esto dificulta el poder llenar este vacio y fijar la cronología.

Respecto de sus hechos, solamente expresa el Breviario que cumplió puntualmente con los deberes de buen pastor, y principalmente procurando conservar la paz. Con este objeto, siendo así que había algunas discordias entre el obispo y el clero de Osma, fue elegido espontáneamente por uno y otros para dirimir aquel desacuerdo, que, según se dice, era cosa grave. Habiendo marchado allá, logró avenirlos, y estando ya para regresar a Tarazona, tres días después, fue acometido de una enfermedad mortal; de modo que, recibidos los últimos Sacramentos, durmió en el Señor. Como era natural que sucediese, habiendo muerto fuera de su diócesis, y siendo ya tan ilustre durante su vida por sus milagros y virtudes, origináronse disputas entre el clero acerca del lugar donde había de ser enterrado. Para cortar la controversia hubieron de acudir a un medio, al que solia apelar en casos análogos la rudeza de aquellos tiempos: poniendo el cadáver del santo sobre la cabalgadura que solía usar en vida, la dejaron marchar libremente, y ella anduvo sin parar hasta que llegó a una cueva distante seis leguas de Logroño, donde se le dio sepultura. Mas adelante se construyó en aquel paraje un insigne monasterio.

Esto es lo que se halla de más cierto acerca de este santo, dejando a un lado otros hechos menos exactos con que se ha recargado la narración. La mayor dificultad ocurre con la época de su pontificado: el Breviario de la diócesis, impreso a mediados del siglo XVI, la pone hacia el año 390, pero esta fecha parece algo dudosa, pues proviene de haberle confundido con el poeta Prudencio, que vivió por entonces. Mariana, Baronio, Martin Carrillo y otros le ponen hácia el año 500. El P. Argáez le colocó en 572 al 578, siguiendo los falsos Cronicones de Máximo y Hauberto, que le señalan con aquellas fechas. El P. Yepes lo cree mozárabe del año 700 al 900. En resumen, hay que confesar que no se sabe a punto fijo la época del pontificado de san Prudencio; y en tal concepto, en la duda de ponerlo en 590 ó 578, parece preferible seguir al Breviario y ponerle al frente de los obispos de Tarazona, como va en todos los episcopologios.

La noticia se detiene en cada punto de las afirmaciones que hace, citando fuentes, mencionando autoridades, refutando desatinos. Vale la pena a quien esté interesado, no sólo circunstancialmente en la vida del santo, sino también en participar de las grandes dificultades con que hoy nos apropiamos de esas gotas de historia auténtica que nos viene del pasado, entremezcladas tantas veces con la leyenda. El relato completo está en Flores, España Sagrada, tomo XLIX, págs. 86ss., Madrid, 1865.
Abel Della Costa - El Testigo Fiel

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