miércoles, febrero 20, 2013

Beato Pedro de Treia, Presbítero Franciscano


Beato Pedro de Treia o Treja, Presbítero Franciscano
Febrero 20

Fecha de beatificación: Culto aprobado el 11 de septiembre de 1793 por el Papa Pío VI
En Treia, antiguo municipio romano, en la Provincia de Macerata, hacia 1225, nació otro de los santos franciscanos que poblaron una época los campos de Italia, sobre todo la región de las Marcas.

Aunque las virtudes son siempre las mismas, la personalidad de estos personajes medievales franciscanos siempre es diversa e interesante, y constituyen un vasto florilegio de tipos humanos y fisonomías espirituales. El beato Pedro de Treia representa el tipo del contemplativo, cuya mayor gloria está en sus conquistas ascéticas. También fue religioso activo, sobre todo en el ministerio de la palabra, como predicador irresistible. Las Florecillas lo califican como “estrella brillante en la provincia de la Marca y hombre celestial”. Y el martirologio franciscano dice de él que fue “célebre por su santidad y su predicación, insigne por su devoción y sus milagros”. Por algún tiempo participó del movimiento religioso de la Congregación Celestina, pero no adhirió a la corriente secesionsita de los “herejes fratricelos”.

Muy joven entró en la Orden, deseoso de imitar las virtudes de San Francisco, seguía sus pisadas inclusive materialmente, permaneciendo por largo tiempo en el monte Alvernia, opción que presentaba un claro signo, por cuanto fue el Calvario místico de San Francisco, que allí había recibido las Llagas, y sobre esas rocas se dedicó, más que a la enseñanza y a la predicación, a la meditación y a la ascesis, entre éxtasis y visiones.

Pedro fue también apóstol de la predicación, recorrió la región de las Marcas fascinando con su sagrada elocuencia a las multitudes. Tuvo el don de conmover a los pecadores, que mediante una buena confesión, arrepentidos, eran por él conducidos a Dios.

Son famosos sus éxtasis y visiones. En Ancona el superior del convento lo encontró en la iglesia en oración, elevado de la tierra. Más tarde, en el convento de Forano, fue Pedro quien observó una escena admirable en la cual la Santísima Virgen colocaba afectuosamente el niño Jesús en manos del cohermano Conrado de Ofida. Pedro de Treia y Conrado de Ofida, ambos de las Marcas, ambos franciscanos, ambos honrados como beatos, no solamente fueron cohermanos y compañeros de apostolado, sino también verdaderos compañeros de alma, cuya santidad procedía por caminos iguales, y se alentaban mutuamente en una santa emulación. Vivió en los conventos de San Francisco de Ancona, en Forano y en Sirolo. Pedro murió el 19 de febrero de 1304, en el convento de Sirolo, a los 79 años de edad. Sus restos reposan en la iglesia del Rosario de Sirolo (AN).
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Fuente: Franciscanos.net

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